Oscar Sanchez — El beso de la finitud
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Автор: Oscar Sanchez
Издатель: Bookwire
ISBN: 9788409379439
Описание: Los que repiten aquello de que la vida es corta secundan sin quererlo un t?pico lacrim?geno cristiano. La vida dura justo lo que tiene que durar, aunque todos firmar?amos doscientos a?os m?s, seguramente sin saber muy bien lo que hac?amos. S?crates, el Jesucristo de la filosof?a, muri? porque ya no pod?a m?s de sabidur?a, porque ese cuerpo de viejo de setenta a?os no daba ya m?s de s? en lo que a pl?tora de j?bilo pod?a contener. S?crates se suicid? ante el jurado de Atenas, esto es claro, pero antes formul? ante sus m?s queridos allegados su sue?o m?s entra?ado. Y este era s?lo lo siguiente: una eternidad de di?logo. Lo cuenta Plat?n, el hombre que m?s le am?. A S?crates no le importaba perecer por orden de los atenienses, siempre que el m?s all? consistiera en una interminable conversaci?n. Esa conversaci?n perpetua que anhelaba S?crates no es m?s que la que cualquier lector pudiera iniciar hoy tan s?lo con abrir un libro, un libro de verdad. La diferencia est?, ?nicamente, en que en el Hades ni Homero ni Hes?odo callan al llegar a la ?ltima l?nea, sino que siguen hilvanando versos o quej?ndose indefinidamente cuando uno habla con ellos despu?s de muerto. ?Y si lo que hizo Plat?n fue ?nicamente dar a S?crates nuevos temas sobre los que reflexionar en el Inframundo, no ya los temas de Homero o Hes?odo, sino aquellos reci?n inventados por su m?s devoto disc?pulo? <br/> As?, la Teor?a de la Ideas no ser?a sino el m?s precioso regalo jam?s hecho por amante alguno a su afable y anciano amado. Los ensayos aqu? recogidos, tan vehementes, tan improvisados la mayor?a de ellos, se proponen como un intento de ponerse al servicio de algo superior a la autogratificaci?n filos?fica como sin duda lo es el entramado del mundo actual, con toda su complejidad, que sin duda subsistir? a la vigencia de la propia filosof?a. Si adem?s consiguieran complacer en algo a los viejos maestros de su autor en la eternidad circular y parlanchina de los difuntos, nada m?s nos quedar? ya por pedir…